El camino de todos los míos también lo camino yo.
Cada día cargo en la bicicleta los bidones y recorro la distancia que me separa del pozo.
A la vuelta todo se hace más difícil. El agua pesa y yo no puedo pedalear con facilidad.
Además, está el calor del sol que no cesa de caer sobre mí.
Pero debo hacerlo y lo hago. No hace falta que me lo pidan. Lo hago.
Tampoco es bueno para mí que alguien me recuerde que, a esa hora, yo debería estar en la escuela aprendiendo a leer y a escribir.
Porque ya sé que debería.
Igual que sé que debería hacer otras muchas cosas que no hago.
Porque no puedo hacerlas.
Da lo mismo. Me toca seguir avanzando de regreso a la aldea.
Donde los míos esperan el agua que yo les traigo.
Esa es mi tarea ahora. Y ésa es también mi alegría.
Soy uno de ellos. Yo les llevo el agua. Estamos juntos, los míos y yo.
Pepe Navarro - Foto tomada en Burkina Faso (2017)