Con motivo de una reunión de antiguos alumnos, Willie Conway, un chico de 29 años, regresa a su hogar en la pequeña ciudad de Knight's Ridge. Allí va a pensar sobre su futuro, porque no sabe si abandonar su deseo de ser pianista y convertirse en representante de ventas, y de paso va a replantearse su relación con su novia Tracy. Allí se reencuentra también con sus viejos amigos, cada uno con sus circunstancias: desde el que ya es padre de dos hijos hasta el que aún tiene la habitación repleta de posters de modelos, pasando por el que aún cree ser el ligón del instituto.
Cuando se estrenó esta película de Ted Demme (1996), podía parecer que estábamos ante un filme generacional, exclusivo para treintañeros. Hoy, diecisiete años después, descubrimos que Beautiful Girls soporta muy bien las arrugas del tiempo, y se nos presenta tan actual como entonces. Apoyada sobre una gran historia, cuenta con un reparto coral excelente, sin fisuras: Timothy Hutton, Matt Dillon, Mira Sorvino, Rosie O’Donnell (gloriosa su escena en el supermercado) o Uma Thurman, entre otros, completan una actuación excelente. Mención aparte merece una Natalie Portman aún adolescente, bordando su personaje y anticipando la gran actriz que es hoy.
Beautiful Girls es, en definitiva, una lúcida y profunda reflexión sobre la madurez, en clave de comedia. Una mirada hacia aquel momento de nuestras vidas en que empezamos a dudar de la realización de nuestros sueños, en que la vida se nos planta delante y nos obliga a elegir y a renunciar y a asumir las consecuencias. Un tratado sobre apuestas y fracasos, sobre los que se resignan y los que se niegan a rendirse. Para no perdérsela.