Se dice que el mejor negocio del mundo sería comprar a alguien por lo que vale y venderlo por lo que cree que vale. Dejando ahora de lado el hecho de que a veces el ego y la ignorancia nos hacen creernos mejores de lo que somos, se me ocurren varias preguntas: ¿Cuánto vale una persona? ¿Valen algunas personas más que otras? ¿De qué depende el valor de una persona?
Es imposible cuantificar el valor de un ser humano, está claro. No hay moneda o billete u objeto que se le pueda comparar. Igualmente, la comparación entre distintas personas, puntuándolas según su valor, parece algo ridículo y sin sentido. Porque cada uno de nosotros, siendo iguales, es también completamente distinto a los demás. Cada persona tiene, por tanto, su propio valor; y este valor no es intercambiable con el de otras personas.
Así, cada persona tiene un valor. Llamémoslo X. ¿Y de qué depende que esa X sea mayor o menor? Yo te voy a decir de qué NO depende. No depende de tu dinero. No depende del trabajo que tengas, o de si tienes o no trabajo. No depende de tu familia o de tus amigos. No depende de tu estado civil. Y sobre todo, no depende de si tienes pareja o no, o de quién sea tu pareja. Pueden estar bien para una canción, pero borra de tu mente frases tales como “No puedo vivir sin ti” o “Sin ti no soy nada”. Claro que eres algo, claro que eres alguien. Tienes un valor por ti mismo, por ti misma, por ser tú. Un valor X. Resuelve la ecuación, y averigua cuánto vale tu X, y qué puedes hacer para aumentar su valor. Un valor que, de entrada, ya es enorme. Tenlo por seguro.