¿Cuántas veces has sentido que te hablas a ti misma con una dureza con la que nunca nunca hablarías a alguien que quieres? ¿Y cuántas veces has sentido que tu propia enemiga eres tu? Sin darnos cuenta, nos exigimos demasiado, ignoramos lo que queremos y nos olvidamos de lo importante que es hablarse bien.
¿Qué pasaría si cambiamos la forma en la que nos hablamos? Es importante no tratarse como una extraña o, peor aún, como una enemiga, y empezar a tratarnos como a una amiga.
Muchas veces no tenemos tiempo para parar y reflexionar sobre como estamos, qué necesitamos o incluso preguntarnos si nos hace falta alguna cosa para sentirnos mejor. Pero, aunque tengamos un ritmo de vida muy frenético, tenemos que encontrar un hueco para parar y reflexionar sobre cómo nos sentimos. Porque ese pequeño momento de reflexión puede cambiarnos, y mucho.
Seguro que podemos darnos buenos consejos a nosotras mismas. Pero lo más importante es saber hablarnos. Y bien. Porque lo que pensamos sobre que nosotras mismas puede influir en nuestro estado de ánimo. En lugar de juzgarnos o criticarnos, debemos ser nuestras mayores aliadas.
Trátate como tratarías a tu mejor amiga. Pregúntate cómo estás, escúchate y háblate con cariño. Y poco a poco tu relación contigo misma cambiará.
Querámonos más, pero sobre todo mejor. Siempre.
¿Qué pasaría si cambiamos la forma en la que nos hablamos? Es importante no tratarse como una extraña o, peor aún, como una enemiga, y empezar a tratarnos como a una amiga.
Muchas veces no tenemos tiempo para parar y reflexionar sobre como estamos, qué necesitamos o incluso preguntarnos si nos hace falta alguna cosa para sentirnos mejor. Pero, aunque tengamos un ritmo de vida muy frenético, tenemos que encontrar un hueco para parar y reflexionar sobre cómo nos sentimos. Porque ese pequeño momento de reflexión puede cambiarnos, y mucho.
Seguro que podemos darnos buenos consejos a nosotras mismas. Pero lo más importante es saber hablarnos. Y bien. Porque lo que pensamos sobre que nosotras mismas puede influir en nuestro estado de ánimo. En lugar de juzgarnos o criticarnos, debemos ser nuestras mayores aliadas.
Trátate como tratarías a tu mejor amiga. Pregúntate cómo estás, escúchate y háblate con cariño. Y poco a poco tu relación contigo misma cambiará.
Querámonos más, pero sobre todo mejor. Siempre.