Michael Reynolds es un arquitecto que vive en una gran meseta desértica en Taos, en el estadounidense estado de Nuevo México. Allí tiene su cuartel general, cultiva sus propias plantas y junto a un grupo de colaboradores diseña proyectos de vivienda experimentales a los que llama ‘Naves terrestres’ y con los que lleva muchos años rompiendo normas arquitectónicas y sociales.
Como explica el documental ‘El guerrero de la basura’, dirigido por Oliver Hodge, Reynolds lleva construyendo este tipo de viviendas desde los años setenta, a pesar de que sus métodos han sido rechazados y atacados sistemáticamente por políticos, abogados e incluso colegas de profesión.
Su propuesta nace de la preocupación por cuestiones que considera cruciales para toda la humanidad, como el inminente decrecimiento energético y el cambio climático, cuestiones que le llevan a plantearse la necesidad urgente de una nueva forma de vida, comenzando por lo elemental: la vivienda. En ese sentido, propone separarse totalmente de lo convencional y crear casas sostenibles, con servicios autónomos y con un impacto mínimo en el Medio Ambiente.
Sus viviendas se proveen de agua y energía a sí mismas, mantienen una temperatura confortable todo el año sin necesidad de calefacción ni aire acondicionado, reciclan desperdicios y en su mayor parte están construidas de manera muy poco ortodoxa, con materiales que cualquiera consideraría basura, como neumáticos viejos, botellas usadas de plástico y de vidrio o latas vacías de cerveza.
Os dejamos el documental para que entréis en el mundo de Reynolds y comprendáis mejor su filosofía. Si no fuese por personas así, el mundo sería menos interesante y, sobre todo, menos respetuoso consigo mismo.