Jep Gambardella es un escritor que, después de alcanzar el éxito con su primera novela, deja de escribir. La película nos sitúa muchos años después de eso: Gambardella acaba de cumplir 65 años, trabaja como periodista cultural en Roma y lleva una vida en la que se mezclan el lujo, las fiestas en grandes edificios y palacios, y las relaciones superficiales con intelectuales, artistas, políticos o nobles en decadencia.
Dirigida por Paolo Sorrentino, “La gran belleza” (“La grande bellezza”) ha cosechado ya diversos premios en todo el mundo (mejor película y director en los Premios del Cine Europeo, Globo de Oro a la mejor película de habla no inglesa), y está destinada a lograr varios más, ya que está nominada a premios como los BAFTA o los Goya, por ejemplo.
“La gran belleza” es una película excesiva, tierna, divertida, terrible, festiva, grandilocuente, delirante, amarga, emocionante, nostálgica. Y, por encima de todo, bellísima. En eso consiste la vida en el fondo, en buscar la belleza: una belleza que nunca empieza y nunca termina, una belleza que se puede encontrar en cada fotograma de esta gran película. La interpretación de Toni Servillo es absolutamente magistral, y se funde en un dúo perfecto con la otra gran protagonista: Roma, eterna, contradictoria, caótica y –cómo no- inmensamente bella.
Una mirada llena de amor esperanzado hacia el ser humano y hacia el mundo. Y también, un film maravilloso que no conviene perderse. La gran belleza.