“Educación, si significa algo, no debería alejar a las personas de la tierra si no brindarles más respeto por ella, porque las personas educadas están en posición de entender lo que se ha perdido. El futuro del planeta nos concierne a todos y debemos hacer lo que podamos para protegerlo. Como le dije a los silvicultores, y a las mujeres, no necesitas un diploma para plantar un árbol” Wangari Muta Maathai
http://revistamadretierra.com/2015/11/wangari-maathai/Hoy os queremos hablar sobre un proyecto, aparentemente local, pero con una repercusión global inigualable a largo plazo.
Se trata ni más ni menos de frenar el avance del desierto con una barrera vegetal que cruce el continente africano de punta a punta. Con ello, se podría casi erradicar también el hambre y la pobreza de las comunidades que habitan territorios tan hostiles para la supervivencia como el Sahel.
Inspirado en las ideas principales de la Premio Nobel de la Paz Wangari Maathai, creadora del movimiento Cinturón Verde, nació LA GRAN MURALLA VERDE, un proyecto internacional con el fin de frenar la desertificación en África.
En junio del 2005, 11 países de la región del Sahel se comprometieron a luchar contra esto en la séptima cumbre de jefes de estado del CEN-SAD (comunidad de los Estados Sahelo-Saharianos).
Estos países eran: Burkina Faso, Yibuti, Eritrea, Etiopía, Malí, Mauritania, Níger, Nigeria, Senegal, Sudán y Chad.
Este cinturón vegetal abarcaría unos 7000 kilómetros de longitud y unos 15 de ancho entre el Atlántico y el Índico.
Con ello, además de frenar la erosión del terreno, se consiguen impulsar prácticas agrícolas y educar a la población local para poderse beneficiar de su propio cinturón verde.
Actualmente en Senegal, ya se han plantado 11 millones de árboles, recuperando así 27000 hectáreas de tierra yerma, a la vez que se construyeron jardines y huertos polivalentes que permiten a las mujeres incrementar sus ingresos y producir los alimentos necesarios al mismo tiempo.
Pero no podemos hablar de la gran la MURALLA VERDE AFRICANA sin hablar sobre un proyecto precursor, la MURALLA VERDE CHINA.
En el Desierto de Gobi, en China, ya desde finales de los '70 está en activo un proyecto como este con la intención de reforestar el terreno. De hecho, cada ciudadano chino mayor de 11 años está obligado a plantar 3 árboles al año. Se calcula haber abarcado unas 400 millones de hectáreas en 2050, lo que vendría siendo la mitad de uno de los países más grandes del mundo.
Pero el impacto medioambiental de la muralla en China, está generando ciertas críticas desde organizaciones ecologistas. Éstas defienden que las especies plantadas no son las más adecuadas (no son autóctonas) y que se está manipulando y re-diseñando de una manera que consideran agresiva al ecosistema, lo cual tiene consecuencias muy negativas como la no adaptación de la fauna de la zona, o que al convertir tierras agrícolas en bosques se reduzca la capacidad del suelo para absorber gases contaminantes como el metano.
Pese a ser un ejemplo de trabajo comunitario y medioambiental tendremos que esperar para ver y valorar los resultados en China.
Creemos que en el caso africano se ha aprendido de los "errores" del gobierno chino y se ha respetado desde el minuto cero el ecosistema y la fauna y flora correspondientes.
Pero, ¿hasta qué punto el ser humano debe incidir sobre el curso de la naturaleza? ¿Dónde está el límite?