"Si me miras, no es necesario que te fijes en todo lo que no soy. Ni que eches en falta todo lo que no tengo. Ni que dibujes en tu rostro un gesto de tristeza o de amargura.
Sé que tal vez te apena pensar en todo lo que me falta. Porque el brillo de tus cosas y el de las mías es diferente.
Sé que, entre tú y yo, existe una larga distancia de diferencias. Y sé que, desde la bondad de tu corazón de ahora, te gustaría recorrerlo en un instante.
Pero este instante es mío y es tuyo. Es de los dos. Y prefiero que me mires sin dejar de ver en mí lo que ahora soy. Aquí. Contigo.
Soy un niño. Que se asomó a la puerta de su casa a verte pasar en tu camino hacia otro lugar. Y que quiere aprovechar este momento para conocerte. Y para mirarte a los ojos. Y para verte sonreír.
Y, si tienes tiempo, te contaré, con mis ojos y mi sonrisa, mi pequeña verdad.
Es ésta:
Me gusta mirarte.
Me gusta que te detengas a mirarme.
Me gusta mucho verte sonreír.
Me gustaría que me dejaras tomarte de la mano.
Me gustaría poder jugar contigo.
Me gustaría que me contaras una historia de personas, animales y lugares que no conozco. Y que, seguramente, jamás conoceré.
Porque, después, tú te irás para siempre. Y tal vez me recordarás o tal vez no. Pero yo seguiré aquí.
Arrimado al camino. Y pegado a la esperanza. De que, un nuevo día, tú, o alguien como tú, llegue hasta este lugar casi perdido entre la niebla y el silencio.
Y quiera detenerse a mirarme y a dejarse mirar. Sin prisa ni contratiempo. Por el placer de seguir siendo quienes somos.
Ahora y siempre."
Pepe Navarro