Hoy tenemos una propuesta para ti. Puede ser algo tan peligroso como tirarte desde un puente, tan misterioso y fascinante como un safari, tan doloroso como una operación, tan clarificador como una autopsia. Aprende a quedarte solo contigo mismo. Búscate, averigua quién eres.
Duele, lo garantizo. Y sorprende también, porque te encuentras con cosas que no esperabas. Descubres sobre ti, sobre tus carencias, mucho más de lo que querrías. Dedica un tiempo de tu vida a observarte, a hacerte preguntas sobre ti mismo: sobre tu carácter, tus reacciones, tus limitaciones, tus miedos. Pregúntate qué te gusta de tu vida, y qué borrarías. Con el paso de los días, irás comprobando cómo cambia el aspecto de la persona que ves cuando te miras al espejo.
¿Qué vas a conseguir con todo ello? Un amigo nuevo, un amigo de verdad. El mejor amigo que puedes llegar a tener: tú mismo. Es un proceso inacabable, tan largo como la vida. Pero empieza a dar frutos en poco tiempo. Primero, conócete. Después, acéptate, asume quién eres y cómo eres. Y después, aprende a quererte. Es imposible ser feliz sin amar a nadie. Y es imposible amar a otro sin amarse a uno mismo. Así que ya sabes: sal por ahí y haz amigos. Pero antes de eso, entra en ti mismo y consigue un nuevo amigo, que lo será para siempre.