Los Reyes de Oriente de la ciudad de Sort (Lérida, España) no se limitaron el pasado 5 de enero a repartir regalos a los niños. O al menos, eso es lo que se recoge en la denuncia presentada en el juzgado por un policía encargado de la seguridad en la cabalgata, que acusa a Melchor, Gaspar y Baltasar de insultos y agresiones. Según la denuncia, Sus Majestades le tiraron caramelos con una fuerza desproporcionada, como si fueran piedras, y le estuvieron insultando de forma reiterada.
Próximamente, los tres reyes pueden ser llamados a declarar como imputados, ya que al parecer bastantes personas fueron testigos de los hechos. El agente esperó a que la cabalgata hubiese finalizado para empezar sus indagaciones con el objetivo de averiguar la identidad de los monarcas. El caso está ahora en manos del juez.
Está bien que confiemos en las personas, pero no conviene confiar en los uniformes. Es cierto que la vestimenta que elegimos dice siempre algo significativo sobre nosotros, pero un uniforme es otra cosa. Ver un grupo de personas con uniforme nos puede llevar al error de creer que son todos iguales, pero no es así. Lo sabemos, pero muchas veces nos comportamos como si lo ignorásemos, y por eso tendemos a juzgar a las personas (positiva o negativamente, según sea nuestro prejuicio) en función de sus uniformes. Cómo cambia nuestra opinión de un futbolista en función del color de su camiseta, por ejemplo.
Se trata de conocer a las personas individualmente, uno por uno. Y de juzgarlas, si es necesario, en función de lo que son, y no de su manera de hablar, de su equipo de fútbol, de sus ideas políticas o del uniforme que visten. Aunque sea el de los Reyes Magos.