Bidones contra el hambre en Angola: Angola es un país marcado por una guerra civil reciente de casi treinta años de duración. Una guerra que ha afectado sobre todo a las zonas rurales, las personas huyeron a las ciudades en busca de seguridad, principalmente a Luanda.
La recuperación, tras 30 años de guerra, es lenta y complicada: un exceso de población en la capital, Luanda, con grandes oportunidades económicas pero que no llegan para todos, y un medio rural cuya reconstrucción resulta más lenta y difícil debido a infraestructuras dañadas, servicios y apoyos sociales insuficientes, escaso acceso a insumos, mercados rurales menos desarrollados, menos oportunidades laborales, etc. Su crecimiento se ha tenido que apoyar en recursos naturales, dejando olvidad su agricultura y provocando que los alimentos básicos tengan costes ‘imposibles’ para la población.
Una de las consecuencias más devastadoras de esta guerra es que más de la mitad de la población, el 54,8%, se encuentra en situación de pobreza extrema.Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los agricultores es que pierden el 50% de sus cosechas debido a unas inadecuadas infraestructuras de almacenamiento. Esto provoca que no puedan asegurar su alimentación ni vender los excedentes de las cosechas para obtener ingresos que les permitan salir de la situación de pobreza en la que viven.
Así nace el proyecto de Codespa Bidones contra el hambre en Angola, apoyado por el Premio Natura. 3.600 personas, 900 familias han podido mejorar sus ingresos y sus condiciones de vida a través de su iniciativa “Bidones contra el hambre en Angola”. Comunidades campesinas de escasos recursos que viven en el área rural de la provincia de Huambo, han tenido acceso a unos sistemas de almacenamiento que les ha permitido disminuir las pérdidas en la cosecha y su posterior venta en épocas de escasez de grano.
Los bidones se han consolidado como una tecnología adecuada, y comparativamente, más eficaz y eficiente, entre las que tienen acceso los campesinos de la provincia de Huambo. A través del almacenamiento de las cosechas en estos bidones, los productores han podido reducir la pérdida de granos y semillas. También les permite conservar reservas de alimentos durante un año y así poder comer en los llamados “meses del hambre”. Por último, con el excedente pueden acceder al mercado en aquellos meses que hay menos producto y los precios, por tanto, son más altos y más beneficiosos para los ingresos de las familias campesinas.
Además, todo esto ha generado un mercado en torno a esta nueva tecnología que también beneficia a las comunidades. Se ha formado a vendedores para que pudieran contar las ventajas de su uso, creando nuevos puntos de venta y facilitando así el acceso de los campesinos a los bidones. Por otro lado, para que los campesinos se concienciaran sobre la importancia del uso de estos bidones, se han realizado actividades de difusión y de intercambio, de forma que las familias pudieran conocer, de primera mano, los beneficios que habían permitido los bidones en otros municipios durante la pasada cosecha.
Gracias a este nuevo sistema de almacenamiento que se ha impulsado a través del proyecto Bidones contra el hambre en Angola, las familias han podido acceder a una solución de bajo coste que permite mejorar el almacenamiento de grano y que por tanto contribuye a mejorar los ingresos, conservar alimento a lo largo del año y, por consiguiente, mejorar los niveles de seguridad alimentaria.
Los “bidones contra el hambre” son barriles reciclados que han sido usados para el transporte de productos alimentarios. Con tan solo una pequeña limpieza y revisión, permiten el almacenaje de 175 kg de grano en condiciones óptimas. Estos bidones son una herramienta eficaz en la lucha contra el hambre. 3.600 campesinos ya han accedido a ellos pero el objetivo es llegar a más personas vulnerables. Aquí tienes más información sobre el proyecto Bidones contra el hambre en Angola.