Hay una tendencia cada vez más favorable en el mercado a plantearnos la procedencia u origen de los artículos que consumimos.
Cada vez más, nos gusta apostar por productos ecológicos y manufacturados de una manera ética con los derechos de las personas.
Eso está muy bien y creemos que es muy necesario pero, ¿alguna vez nos hemos planteado las cosas desde el otro lado? ¿Qué es lo que opinan esas personas que se juegan la vida para conseguir la materia prima de muchas de las cosas que utilizaremos en nuestro día a día? ¿Cómo lo viven ellos?
De la mano de Jesús G. Pastor y su magnífico trabajo, os presentamos el caso de los trabajadores del volcán indonesio de Kawah Ijen.
http://www.unfotografo.es/http://www.unfotografo.es/2016/el-infierno-en-la-tierra-kawah-ijen-fotoperiodismo
El volcán Kawah Ijen es uno de los estratovolcanes que pueblan la meseta de Ijen, en Indonesia.
De día, decenas de trabajadores explotan su cráter como mina de azufre, cargan una media de 60-80 kilos de azufre (0,05cts de € el kilo) por viaje, unos 3 al día.
Este azufre lo podemos encontrar en fertilizantes para verduras, neumáticos, cerillas, azúcar blanco (sí, azúcar), jabón, anti-caspas, pólvora, pinturas, plásticos, baterías, pesticidas, medicamentos, conservantes alimentarios, papel… está en todas partes.
Algo que tenemos tan al alcance de la mano y que nos parece tan inofensivo acarrea consecuencias devastadoras tanto medioambientales como de salud para estos trabajadores.
Ante situaciones como esta, que a todos nos ponen los pelos de punta, nuestra respuesta/reacción acostumbra a ser, “pobre gente”, tendemos a victimizarlos hasta el punto de despersonificarlos.
Sin embargo su respuesta es tajante:
“A los turistas eso os parece horrible porque miráis con vuestros ojos, creéis que somos esclavos. No os equivoquéis, sabemos lo que hacemos, elegimos trabajar aquí y aquí seguiremos mientras la mina continúe, el cuerpo aguante y el volcán quiera”.
Esto no nos ha dejado indiferentes, nos hace ir más allá, nos hace replantearnos el enfoque o prisma desde el que hasta ahora lo observábamos.
Estas personas, con sus nombres y apellidos, elijen este trabajo entre otros porque es el mejor pagado, con él garantizan su futuro y el de sus familias.
Son plenamente conscientes de los riesgos que asumen.
Desde aquí, que queremos mover, despertar y sacudir consciencias, nos surgen una serie de preguntas, quizás obvias o quizás no…
¿Deberíamos cambiar nuestra manera de ver a estas personas? ¿Deberían pasar de víctimas a héroes? ¿Cuan necesarios nos son estos héroes hoy en día? Y, ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar para que no lo sean?
Con temas como este invitamos a la reflexión constante y continua, pues creemos que sólo así la evolución es posible, intercambiando opiniones, aprendiendo los unos de los otros y aportando de esta manera nuestro granito de arena para construir un mundo y una sociedad mejores, igualitarias, en las que la dignidad de las personas no se mida en base a los riesgos que asume en su trabajo o en su día a día para sacar adelante una familia.
Y tú, ¿qué opinas?