Hola amigo. ¿Cómo te llamas? ¿De dónde eres? ¡Qué bueno que entraste en mi casa! Aquí vivimos unos cuantos. Somos bastantes. Ahora no los vas a ver a todos. Porque todos ellos trabajan. Trabajan mucho. Se levantan muy temprano, cuando todavía es de noche, y se marchan a trabajar. Porque en casa hace falta dinero. Dinero para comprar lo que hay que comer. Y también para terminar de hacer las obras. Hace unas semanas llovió mucho, llovió tanto que se hundió el techo de mi habitación. Y el agua mojó mi cama y me mojó a mí. Pero, bah, no me importó. Me desperté y me eché a reír. Les grité a todos : está lloviendo encima de mí. Todos se despertaron y vinieron a ver qué había pasado. Y me dijeron que saliera de la cama. Porque el hueco del techo podría hacerse más grande. Y, entonces, podrían caerme encima los ladrillos y las tejas. Y hacerme daño. Y ahora estamos juntando entre todos el dinero que necesitamos para volver a tener un techo sin agujero. Y para comer cosas ricas. A mí me gustan mucho las comidas que hacemos aquí. Aunque casi nunca podemos comer todos juntos. Sólo algún domingo. Y cuando es el cumpleaños de alguno de nosotros. Y traen el pastel. Y los mayores toman cerveza. Y reímos. Y siempre acabamos bailando. Y vienen nuestros vecinos. Y al final somos muchos más. Somos tantos que no cabemos en casa. Y salimos afuera, si no llueve, y sacamos sillas y la mesa. Y no paramos de reír y de bailar. Porque así es como son nuestros cumpleaños. Los días que estamos todos juntos. Pero ahora no los vas a poder ver. Ellos no están. Yo sí estoy porque me enfermé de catarro. Y no puedo ir a la escuela hasta que el catarro se marche. Por eso estoy aquí. Y puedo hablar contigo. Y me gusta mucho que hayas venido. ¿Te vas a quedar hasta después? Si quieres podemos esperarles a todos jugando a un juego que he aprendido en la calle. Es muy divertido. Y sólo hacen falta dos para jugar. Así se nos irá el tiempo hasta que ellos lleguen y no nos daremos ni cuenta. Yo siempre juego con mis amigos. Nos conocemos todos desde cuando éramos pequeños. Todos vivimos aquí. Cada uno en su casa. Pero todos estamos juntos en la escuela. Y en la calle. ¿Y tus amigos dónde están? ¿Son muchos en tu casa? ¿Vienes de lejos? Aún no me dijiste tu nombre. ¿Sabes qué? Estoy muy contento de que estés aquí. Y, si quieres, ahora mismo te preparo un jugo con una fruta que trajeron y que ahora no recuerdo como se llama. Pero es dulce. Y sé que te va a gustar.