Esta historia nos sitúa en México, a poco más de cien kilómetros del Puerto de Veracruz. Ahí se encuentra el municipio de Amatlán de los Reyes, y dentro de él, el poblado Guadalupe La Patrona. Un lugar en medio de las montañas por el que pasa el tren llamado La Bestia. Un tren de carga que va desde la frontera de Guatemala hasta el norte de México y que carga con cientos de migrantes centroamericanos al día con la idea de llegar a Estados Unidos.
Desde 1994, un colectivo de mujeres, alimentan y asisten a personas migrantes que viajan a borde de La Bestia. Todo empezó con Rosa y Bernarda que, con las bolsas de la compra en la mano, esperaban a que pasara el tren para cruzar la vía. Mientras esperaban se percataron que de los vagones colgaban personas que les pedían agua y comida. Sin pensarlo les entregaron su compra. Desde entonces han ido viendo como ese tren cada vez va más repleto de migrantes y, junto con su madre y su otra hermana se organizaron para cocinar cada día y poder ayudar a esas personas.
Cuando oyen los pitidos del tren, las mujeres se sitúan cerca de las vías y alargan los brazos con las bolsas a la espera de que las cojan. En ellas van frijoles, pan y agua.
Una historia de solidaridad que nos inspira.